lunes, 27 de enero de 2014

Principios básicos para meditar y practicar Qi Gong



 1.- Elegir el lugar y el momento


-         Se practica 24 horas aunque reservamos un tiempo para una práctica específica que la impulse.


-         Al principio cuesta encontrar un “nivel de activación” que nos permita quietud y escucha. Como consecuencia hay muchas resistencias. La mente no quiere parar y manifiesta desagrado por el silencio. Reconocer esto en nosotros, respetar un tiempo para “entrar” y otro para “salir” de la práctica hasta desarrollar un estado de activación o “tensión justa” que podamos mantener las 24 horas y que nos permita pasar fácilmente de la escucha a la actividad.


2.- La postura


-         Se puede meditar en cualquier postura y cualquier momento


-         Mientras encontramos el estado de “Tensión justa” la posición mas adecuada es la vertical, sentados o de pie con la columna vertebral alienada. Esto permite que mantengamos una alerta y al mismo tiempo que nos relajemos. También es la postura ideal para regular el Qi, lo que es propio del Qi Gong.


-         La posición vertical crea una dinámica energética particular al conectar el qi que proviene del cielo con el que llega de la tierra.


3.- De la relajación a la regulación del espíritu.


-         Meditar es un estado de silencio interior y de profunda presencia. Para llegar aquí nos educamos en irnos quitando las resistencias que son capas de tensión física, emocional y de actitud.


-         Primero aprendemos a relajarnos, a regular la respiración y la mente. Estos tres aspectos se complementan. Mas relajados mas quietud mental y una respiración mas lenta, profunda y equilibrada. Las tres se regulan mutuamente por lo que podemos apoyarnos en una o en otra según sintamos.


-         Cuando la mente esta tranquila es más fácil “enfocar”. Esta nueva capacidad de concentración nos ayuda a ponernos al mando de la atención e ir poco a poco acercándonos al estado meditativo. En Qi Gong  fortalecemos la atención aprendiendo a dirigir el Qi. No tiene sentido embarcarnos en esta práctica si la mente no está relajada.


-         El Qi tiene una influencia sobre el cuerpo físico, mental y emocional. Podemos desbloquear su circulación, aumentarlo y dirigirlo a lugares concretos. Incidimos así en la salud, y también en los Estados de Conciencia.


-         Cuando estamos relajados y alerta podemos más fácilmente observar nuestro mundo interior, también en la vida cotidiana. De esta manera es posible tomar decisiones “más libres”, menos condicionadas y menos reactivas. La simple observación desapegada de nosotros mismos promueve profundos cambios. Conoceremos nuestras intenciones y su poder sobre la materia y la energía.


-         Se trata de reconocer que lo que llamamos “yo” es usualmente una estructura de condicionamientos sobre los que construimos una identidad. La naturaleza arbitraria y separadora de esta identidad es causa de un gran sufrimiento. Aprender a observarla para trascenderla. Nada de esto puede hacerse con éxito a través del análisis racional solamente, sino a través de la experiencia sensitiva directa.